De Erasmus aprendí a usar los pies para algo más que andar
Modo cine
Ahora, que llevo tres años casada lo utilizo no solamente con mi marido, sino con cualquiera que me puedo pillar para ponerle una buena Coroneta. El pobre no se entera de nada, y así no se me olvidan las habilidades que aprendí en ese fantástico curso académico en Cracovia, llegué a casa con el coño escocido.